Este proyecto de oficinas nació de la intención de respetar la personalidad de un edificio de los años 50. La mezcla de elementos regionales, sobrios y elegantes no solo define el diseño, sino que establece un puente entre la memoria del lugar y las nuevas dinámicas de trabajo.

La remodelación conserva la esencia del inmueble, evitando contrastes innecesarios y apostando por una estética contenida que reconoce el valor de lo que ya existía. Así, el espacio respira una atmósfera serena y atemporal, donde lo antiguo y lo nuevo conviven de forma natural.